La integridad social perdida

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Kaleidoscopio
Marcha #YoSoy132 de 2012. Foto: Ahuizotl Gutierrez

Marcha #YoSoy132 de 2012. Foto: Ahuizotl Gutierrez

‘’La masa es siempre intelectualmente inferior al hombre aislado. Pero, desde el punto de vista de los sentimientos y de los actos que los sentimientos provocan, puede, según las circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende del modo en que sea sugestionada”. Gustave Le Bon.

La sociedad es dinámica; como marea va siguiendo el rumbo que se le indique sin mucho cuestionamiento haciendo que los cambios lleguen de forma casi desapercibida, por malos que sean. Es así como podemos justificar que lleguen a los gobiernos personas cuyo interés personal dista mucho de prestar un servicio al pueblo que representa, que además se realicen reformas que reduzcan dramáticamente el poder adquisitivo del ciudadano común y que además se ventile, ya sin mucha sorpresa, una serie de conductas anómalas de la cúpula del poder y aún así, esa gente detente el poder y una mal habida fortuna sin demasiados contratiempos.

La sociedad ha perdido su integridad. La “masa” no piensa ni en su propio bienestar, y si un segmento de la misma “se rebela”, es la misma “masa” la que fustiga dicha rebelión en defensa de un “status quo” por dañino que este pueda ser.

¿Cómo impulsas pues el cambio en esta conducta?

Como lo dice Gustave Le Bon: “Todo depende del modo en que [la masa] sea sugestionada” (1896, La psicología de masas). Y desafortunadamente para países como México, medios tradicionales y “baratos” como la TV abierta son aún la herramienta perfecta para sugestionar.

Quien controla los medios, controla las masas. Los medios alternativos tienen un alcance significativo, pero no se comparan aún con el poder de penetración de la TV y la radio convencionales que llegan a un numeroso y susceptible segmento de la población que dificilmente tendrán acceso a medios abiertos como Internet. Es esta enorme base, generalmente sumida en un nivel de pobreza que va hasta lo extremo, donde las medidas de sugestión de décadas atrás continúan surtiendo efecto, y ante esta enorme masa de ciudadanos manipulados poco puede lograrse. A esto hay que sumar que la otra parte, la parte informada y mejor acomodada mantiene un temor fundado en el hecho de que un cambio revolucionario podría hacerles perder lo que tienen.

Así pues, pese a tener los ingredientes para un cambio, falta aún un detonante. En México se esperaba que la llamada “primavera mexicana” de 2012 iniciara un movimiento similar a los que se vivieron en el mundo árabe, sin embargo estos movimientos no llegaron a crecer más. Los medios y la misma sociedad los ahogaron y 4 años después queda poco de aquella efervescencia. ¿Qué detonante será lo suficientemente fuerte para un despertar en México? ¿Quién será quién prenda la mecha?

 

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