Soy partidario de las consultas; estos instrumentos de participación ciudadana nos brindan un poder post-electoral muy significativo. El hecho de que el nuevo gobierno de México lo proponga como un mecanismo de uso común puede tener buenos resultados (depende de que y cómo se consulte); el poder legislativo que acompaña al ejecutivo electo ya ha iniciado con los ajustes necesarios para hacer viables las consultas populares en un claro ejercicio de mayoría asociada a su líder moral. Hasta aquí, todo bien.
El bautizo de las consultas se hizo, desafortunadamente, a través de un ejercicio polémico para la consulta sobre el nuevo aeropuerto en una jornada que desembocó en la decisión sabia “del pueblo” de cancelar el NAICM y proceder con Santa Lucía. Los detractores de la consulta señalan las siguientes irregularidades en el ejercicio:
- Participó apenas el 1% del electorado
- Las mesas de votación se instalaron en ubicaciones arbitrarias
- Los municipios seleccionados son mayoritariamente de Morena
- No se instalaron mesas en los aeropuertos
- Se pudo votar más de una vez (hasta 5 como muestran algunos videos en Internet)
Los señalamientos anteriores no son poca cosa. La parcialidad de la consulta pudo ser debatida por los organizadores pero sus argumentos han sido, por lo menos, vagos, aduciendo que los municipios seleccionados par ala consulta son significativos para la consulta (pero no porque lo son), que no se instalaron más por falta de recursos, que colocar las mesas en aeropuertos era ser parciales (?), que las votaciones multiples no mellan los resultados (??) y principalmente, que los detractores de la consulta o los que quieren el NAICM son corruptos que ven afectados sus intereses (¿hombre de paja?).
Lo cierto es que el presidente electo va a enfrentar su primera crisis con los mercados antes incluso de iniciar su mandato, la luna de miel con los empresarios parece haber terminado pero habremos de esperar, es posible que AMLO tenga ya algún as bajo la manga. La consulta, a decir de muchos, estaba diseñada para que ganara la opción que AMLO quería, así que si ganó Santa Lucía es porque ya se tienen propuestas para los empresarios además de solo pedirles que muden la construcción y por el bien del país, esperamos que así sea.
Creo que en corto plazo veremos los costos reales de esta “mudanza”, lo que permitirá ver si los empresarios exageraban o no sobre decir que el costo de cancelar el NAICM era mayor incluso que el costo de terminarlo (120 mil millones contra 100 mil millones aprox), además de los costos que implicará el diseño del nuevo sistema aeroportuario.
A decir de la nueva propuesta, sorprende que AMLO en corto declaró que en 3 años estará listo para operar, sobre todo si consideramos que en Santa Lucía no existen aún estudios de suelo, de impacto ambiental, etc. todo eso que en Texcoco llevó años y millones de pesos en costos.
No nos queda más que esperar para ver las capacidades de maniobra del nuevo gobierno para convertir esta decisión en algo bueno para su gobierno y el país y quitar el estigma del ahora llamado “Error de Octubre” que sus detractores le han colgado como medalla antes de arrancar. La confianza de AMLO en respaldar esta decisión pese a lo polémico de la consulta solo muestra que era una decisión ya tomada y por lo mismo se espera que tenga listos los andamiajes políticos y económicos para revertir la carga negativa que este movimiento puede darle a su gobierno.